Hombres y niños participando de la Escuela de Hombres al Cuidado

Derribando mitos en pro de una paternidad activa

Durante años hemos escuchado hablar del mes del padre, un tiempo lleno de celebraciones que reúnen a las familias alrededor de aquellas personas que ejercen su paternidad día a día. 

Para celebrar este día, desde la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, invitamos a la ciudadanía a reflexionar sobre las distintas formas de ser padre y ejercer una paternidad activa, corresponsable y no violenta.

¡Ser papá no resulta una tarea fácil! Es probable que quien lo sea por primera vez se pregunte cómo serlo, o quizá si quiere ser un padre diferente al que tuvo en su infancia. En cualquier caso, es importante reconocer que la paternidad es una actividad arraigada en la cultura, y por ello sus las formas cambian con el tiempo y tienen una gran relación con las creencias de nuestro entorno.

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Creencias sobre la paternidad

Entre las creencias tradicionales sobre ser padre en nuestra cultura está, por ejemplo, la proveeduría económica, la idea de que para ser un buen padre hay que ser el sustento económico del hogar. 

Quizá lo hemos escuchado en expresiones como “mantener la casa” o “llevar los pantalones en el hogar”; lo cierto es que estas ideas se sostienen en un ideal de padre que es valioso a causa de su aporte económico, olvidando la participación en el cuidado diario de los hijos o las hijas, como hacer la lonchera, preparar el desayuno, cambiar el pañal, llevarles al médico, incluso hablarles cuando pasan por una situación emocional difícil, entre otras. 

Estas ideas friccionan con las creencias asociadas a la maternidad: disposición 24/7 al cuidado de hijos e hijas, dejar de lado proyectos personales y laborales al priorizar la maternidad, o convertirse en la única persona que entiende y puede cuidar de su familia.

Como consecuencia de nuestro arraigo con estas creencias culturales y su división de roles, la paternidad está ausente de las labores de cuidado. Esto sobrecarga las labores de cuidado en las mujeres, actividades por las que usualmente no reciben remuneración económica y que limitan su acceso a derechos básicos como el ocio o la educación. 

“Es bueno ponerse en el rol cotidiano de la mujer, uno nunca está pendiente de los niños, nunca ha cambiado un pañal, nunca les ha dado el tetero, pero es bonito aprender a hacer esas cosas, como limpiar la colita de un bebé, que no es coger y limpiarlo con un pañito y ya, hay que tener precaución, y más si es una bebé”, dice Oscar Javier Fuquen, quien es padre y conductor del SITP, ha participado en actividades de la Escuela de Hombres al Cuidado de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte.  

Según la Encuesta Nacional de Uso de Tiempo 2021, en Colombia las mujeres dedican cuatro horas más a las labores del cuidado diariamente que los hombres. Mientras un 56% de las mujeres reportaron haber bañado y vestido a sus hijos o hijas, solo un 7% de los hombres manifestó hacerlo, como lo indica la Encuesta Masculinidad y Cuidado. 

Estos y otros datos encontrados en dicha encuesta, aplicada por el Observatorio de Cultura Ciudadana y Gestión del Conocimiento de la Secretaría, muestran que hay un largo camino por recorrer para convertir a la paternidad en un ejercicio de equidad en el cuidado.

“Este tipo de actividades son muy buenas porque como padres nunca estamos ahí pero son importantes para crear un vínculo con los hijos, para tenerles más comprensión y demostrarles más cariño y amor, que ellos recuerden que uno como papá estuvo pendiente de ellos, que uno les dio un tetero cuando la mamá no estaba, que les supo cambiar el pañal y que no solo la madre estuvo pendiente de ellos”, agrega Fuquen.

¿Cuáles son las consecuencias de una paternidad ausente?

Las consecuencias de la ausencia paterna en las labores de cuidado no solo afectan la calidad de vida de las mujeres, sino que crea, además, una distancia y desconexión entre los padres y sus hijos e hijas. De hecho, el 84% de los hombres en la ciudad no incluyeron el amor como una emoción que sienten hacia sus padres, una muestra de la desconexión emocional que implica la paternidad ausente en nuestra ciudad. 

Además, sostener una paternidad basada en ejercicios de autoritarismo y fuerza, puede llevar a ejercicios de violencia y afectación de derechos de niños, niñas y adolescentes.

¿Cómo empezar a ejercer una paternidad activa?

Queremos extender una invitación a imaginar nuevas formas de ser padres, siempre desde la redistribución de las labores de cuidado y promoviendo una vinculación afectiva en la vida de hijos e hijas. 

Puedes empezar por involucrarte en prácticas de cuidado como el alistamiento diario, la preparación de alimentos o el acompañamiento en tareas escolares. 

Recuerda que no importa la edad de tu hijo o hija, siempre es un buen momento para dar, recibir afecto, cuidar emocionalmente de los demás conversando y mostrar apoyo en los diferentes momentos de su vida.

Si quieres involucrarte en los distintos tipos de cuidado, no olvides que cuentas con la estrategia Hombres al Cuidado. Allí podrás vincularte a las acciones pedagógicas presenciales, también podrás aprender acciones de cuidado con nuestras MasterClass en YouTube. Consulta más información en la página web.

 



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