
Juan Carlos Moyano: 50 años de vida artística y compromiso con la memoria del país
- La Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte aplaude y agradece los aportes del maestro Juan Carlos Moyano en 50 años de vida artística. Celebración en el Teatro La Candelaria, con lanzamiento de su libro ‘Crónica del extravío’ y temporada de las obras ‘El evangelio según María’ y ‘La vorágine’, además del próximo reestreno de ‘Mina//Mata’.
Cincuenta años de vida artística son cinco palabras que se dicen fácilmente pero que, miradas con detenimiento, encierran muchas historias, once novelas y libros de poesía, más de 30 montajes, participaciones en muchos festivales alrededor del mundo, infinidad de sellos en el pasaporte y el Premio Nacional de Dramaturgia 2021 que dan cuenta del recorrido del dramaturgo, escritor y actor Juan Carlos Moyano (1959).
Estas bodas de oro lo encontraron haciendo lo que le mueve el alma: teatro, en pleno remontaje de Mina//Mata, que se verá para celebrar el Día Internacional del Teatro, el 27 de marzo en el Auditorio Mario Laserna, de la Universidad de los Andes, en Bogotá.
La pieza, escrita por el fallecido dramaturgo paisa Gilberto Martínez, a partir de la tragedia por envenenamiento con mercurio de los habitantes de Minamata (Japón) -cuenta el director- “hace una aproximación al drama similar que viven pobladores de algunas zonas auríferas en Chocó, bajo Cauca y nordeste antioqueños, ciénagas del Caribe, Santander y la Orinoquía. Entre habitantes de estas regiones ya se evidencian problemas del sistema nervioso central y el cerebro debido a la contaminación de los ríos por la actividad minera irresponsable”.
La Secretaría Distrital de Cultura, Recreación y Deporte se une a esta celebración, aplaude y agradece el trabajo y aportes del maestro, según anota el secretario Santiago Trujillo Escobar: “Desde su sede en La Perseverancia, el maestro Juan Carlos Moyano ha hecho un ejercicio de memoria, luchando contra los olvidos y dando voz a los invisibilizados a través de montajes y creaciones literarias que ponen al ciudadano de a pie en el centro de sus relatos, contando sus necesidades, dolores, ausencias pero sin olvidar sus sueños y la capacidad esperanzadora de transformar los entornos”.
Fundador en el 89 del Teatro Tierra, fue a los quince años cuando cursaba último año de secundaria en el Colegio Nacional Restrepo Millán, del barrio Quiroga, que su vida cambiaría tras ver la obra La ciudad dorada, del Teatro La Candelaria, y conocer al maestro Santiago García: “Trataba sobre la migración de los campesinos por culpa de la violencia de los 50. Me permitió entender mi historia, pues sentí que estaba contando sobre gente como mi madre (Rosa Helena Ortiz) y mi familia, que habían sido desterrados de la zona esmeraldífera de Boyacá y luego los campos del Tolima”.
El arte escénico lo envenenó, en el mejor de los sentidos, con el dulce néctar del apasionamiento artístico. Por esos mismos días, asistir a una función de La verdadera historia de Milciades García, del Teatro Libre, y acercarse al director Ricardo Camacho, le reconfirmó que eso era lo que quería hacer para toda la vida, sin importar las recomendaciones familiares que temían un futuro pleno de precariedades: “Nunca me he arrepentido, no he tenido muchas posesiones pero tampoco he padecido miseria. Hoy siento vértigo y una satisfacción profunda de haber cumplido con un propósito que asumí siendo adolescente”.
La celebración de sus cinco décadas comenzó el miércoles 5 de marzo en el Teatro La Candelaria, con el lanzamiento de su nueva novela, Crónica del extravío; la presentación de la obra El evangelio según María -de su autoría- y dos semanas de temporada de su versión minimalista del centenario clásico colombiano La vorágine (del 6 al 15 de marzo), que solo con tablones y la maestría de su tropa de actores recrea en un escenario desnudo la selva amazónica donde José Eustasio Rivera denunció la criminal explotación cauchera que arrasó con poblados y comunidades indígenas.
Son muchos los aportes del teatrista: desde sus comienzos como dramaturgo del Teatro Taller de Colombia y el Circo Invisible, hasta la consolidación de una estética y una manera de contar el país, se ha nutrido de los grande maestros del Nuevo Teatro Colombiano, pero también del teatro antropológico de Eugenio Barba, de una adaptación personal de las teoría del llamado Teatro Pobre de Grotowski, que pone su énfasis en el trabajo del actor, y del trabajo con objetos de Peter Shumann y su grupo Bread and Puppets.
Juan Carlos Moyano forma parte de ese grupo de artistas que ha transformado la escena colombiana. Uno de los hitos de nuestro teatro es la inolvidable Memoria y olvido de Úrsula Iguarán, que realizó con el maestro Misael Torres y fue el primer montaje colombiano que recreó el universo garciamarquiano a comienzos de los 90, usando la Plaza de Bolívar, de Bogotá, como escenario, para luego recorrer las calles y parques de todo el país.