
Cultura en Iberoamérica: conversaciones desde Bogotá con Javier Hernández
En una nueva entrega de Conversaciones desde Bogotá, Jorge Melguizo dialogó con Javier Hernández Acosta, gestor cultural y académico puertorriqueño, sobre los desafíos y las oportunidades de las economías creativas en Iberoamérica. Desde Puerto Rico, Hernández compartió su visión sobre la importancia de arriesgarse más, confiar en las personas creativas y fortalecer la conexión entre universidades, sector público y sector privado para consolidar ecosistemas culturales sostenibles.
“Yo pienso que hay que ser más arriesgados en confiar en los creativos. Los creativos no quieren replicar modelos tradicionales; cuando lo hacen es porque no hay otros espacios para crear”, dijo el invitado durante la conversación.
La cultura como infraestructura de la sociedad
Uno de los primeros temas planteados por Jorge Melguizo fue el papel de la cultura en la vida social. Hernández respondió: “Nunca veo la cultura como un sector de la sociedad, sino como un elemento de infraestructura sobre lo cual se sostiene todo lo demás: educación, economía, política y vida social”.
En el caso de Puerto Rico, añadió, la cultura ha sido históricamente un acto de resistencia política frente a la asimilación cultural y económica, un espacio donde identidad y creatividad se convierten en motor de país.
Durante la entrevista, se abordaron los proyectos más disruptivos en la trayectoria de Hernández. Su respuesta lo llevó a destacar el papel de la universidad. Como director de la Escuela de Artes, Diseño e Industrias Creativas de la Universidad del Sagrado Corazón, impulsó cambios estructurales como la inclusión de cursos de emprendimiento en todos los programas académicos. “Logramos probar que la mentalidad emprendedora es relevante para cualquier disciplina y cualquier profesional. Ese fue un elemento transformador en la educación superior”, afirmó.
Nuevos modelos de sostenibilidad: el caso de Maniobra
La conversación giró hacia los retos de la sostenibilidad cultural. Hernández compartió la experiencia de Maniobra, un programa financiado por la Mellon Foundation que garantiza salarios, beneficios y recursos de creación a artistas puertorriqueños. “¿Qué pasa cuando el artista puede crear desde unas condiciones óptimas, cuando el salario básico no es una preocupación?”, se preguntó.
Para Hernández, este tipo de proyectos abre la puerta a nuevos modelos de gestión cultural, donde los artistas no tienen que precarizarse para poder crear.
Melguizo lo retó a pensar en la construcción de un proyecto más latinoamericano, más colectivo. La respuesta de Hernández fue clara: “Mi mercado local es Latinoamérica, no es Puerto Rico. Tenemos que reconocernos como un mercado regional y apostarles a estructuras colectivas: asociaciones, cooperativas, marcas colectivas”. Con esta visión, Hernández fue enfático en que los emprendimientos colectivos son el siguiente paso para consolidar el sector cultural en Iberoamérica.
Aprendizajes y referentes
A lo largo de su vida profesional, Hernández ha encontrado referentes en distintos países, y Colombia ocupa un lugar especial: “Siempre digo: ustedes son el referente. He aprendido muchísimo de Colombia y de proyectos como Industrias Culturales de Cali”. También destacó experiencias de España, Brasil y Estados Unidos, que aportan claves replicables para fortalecer la gestión cultural en la región.
En el cierre, Jorge Melguizo preguntó “¿Para quiénes la cultura, para quiénes las economías creativas?”. A lo que Hernández respondió: “Para el país. Todo lo que hacemos tiene que revertir en la gente que crea la cultura, en el ciudadano común".
La conversación trazó hojas de ruta posibles para la transformación. La cultura, entendida como infraestructura vital, no puede seguir dependiendo de la precariedad ni de modelos económicos que no dialogan con la creatividad. “El derecho no es solamente al consumo, es a la creación”, recordó Hernández, subrayando que la verdadera sostenibilidad cultural se mide en bienestar artístico, económico y personal para quienes crean y gestionan.
En un momento en que las ciudades latinoamericanas buscan nuevas formas de cooperación y desarrollo, su mensaje es claro: apostar por los emprendimientos colectivos, confiar en las personas creativas y consolidar alianzas entre universidades, sector público y privado es la única vía para que la cultura siga siendo motor de identidad, innovación y futuro compartido.